25 abr 2014

Toda una aventura


Imagen tomada del buscador Google
Y ya estaba escrito, cada cosa que pasa en tu vida es un aprendizaje. Un mes más y seré mamá. ¿Qué cuántas cosas nuevas he vivido? son tantas que he perdido la cuenta. 

La noticia llegó un 18 de febrero. La duda estaba plantada en mí. El resultado final -positivo-. 

Los primeros tres meses la incertidumbre invadió mi vida. Preguntas iban y venían. Síntomas pasajeros, cambios en mi cuerpo. Mi rutina cambió. Y es que desde el mismo momento de la concepción eres una mujer diferente a la que algún día fuiste. No solo físicamente te sientes anormal, sino de manera espiritual. 

Tu vida gira alrededor de una pequeña que va creciendo dentro de ti. No se mueve pero sabes que está allí. Las lágrimas, el mal humor, las malas noches y mañanas, toda una combinación de elementos nuevos mueven tu rutina. 

Ya en el segundo trimestre, te sientes más aliviada. Tu cuerpo ya exhibe aquella concepción. Las personas lo empiezan a notar, y en algunos casos dudan de tu estado. El trabajo se torna más sencillo, sin tener que ser interrumpido por las náuseas mañaneras. Todo es más fácil de aceptar y encaminar.

La ansiedad se apodera de ti y sientes tantas ganas de comprarlo todo, de preparar la habitación y cumplir con los consejos de la familia.

Esa segunda etapa se torna más especial aún cuando por fin conoces el sexo de tu bebé. Enseguida tu mente empieza a crear ideas del mañana. Si es varón te preguntas cuán rebelde será, cuántas malas amistades tendrá, cuántas novias pasarán por su vida, cuán independiente será (siempre resaltarán las cosas negativas). En caso de ser nena: a qué edad tendrá su primer beso, novio, su fiesta de 15, sus 18, la universidad, en fin... el mapa de ideas en tu cabeza te rodea de inquietudes tan difíciles de resolver. El futuro es incierto y las expectativas muchas.

El tercer trimestre es de espera total. Ya lo tienes todo, te preguntas cada noche antes de dormir, si te falta algo, cómo será su rostro, cómo será su personalidad... los cuestionamientos no paran. 

Tu barriga ya está algo más grande y el/la bebé no para de mover su pequeño cuerpecito con ganas de salir y conocer el mundo. 

El sueño es más profundo, siempre y cuando puedas encontrarlo. Y de repente todo se reduce a algunas cuantas semanas. Las horas son más lentas, los días más largos... 

Hoy me encuentro en el octavo mes (35 semanas) y la felicidad rodea mi hogar. Todos a la espera del día, ¿qué cuándo será? solo Dios lo sabe, pero mientras tanto ¡a vivir! a seguir aprendiendo cada cosa que debes tomar en cuenta para crecer y darle lo mejor de ti a ese -Ser-.

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