19 mar 2015

Réplicas


 Réplica: "Lo estás mal acostumbrando a los brazos"

"Lo estás mal acostumbrando a los brazos me afirmo el verdulero. Díselo a la naturaleza que lo ubicó 9 meses cerca de mi corazón, 9 meses al compás de mi respiración, 9 meses en compañía de mi voz. Ella lo mal acostumbró primero que sabiamente llenó mis pechos, para seguir siendo uno los dos.

Que te explique la naturaleza el porqué me sonríe cuando estoy mal y me estira los brazos loco de amor. ¿Qué lo estoy mal criando en brazos? Cuando no me pide zapatos ni un auto de lujo, tan solo que lo tome, por besos a cambio.

No me niego a sus brazos, porque negarme sería reprimir el amor más puro e incondicional, me pide brazos porque después de pasar casi un año tan unidos como jamás lo volveremos a estar, nuestro único consuelo es abrazarnos para no extrañarnos tanto y amarnos más y más.

Después de todo, más temprano que tarde aprenderá a caminar y todo esto será un hermoso recuerdo, de cuando una vez él fue bebé y mis brazos eran todo para él.

Así que señor verdulero, sin duda la naturaleza es más sabia que ambos, lo que para usted es "mal acostumbrarlo a los brazos" ella le llama AMAR, ni los árboles sueltan sus frutos pequeños, los cargan, hasta que estén listos."




Réplica: Madres imperfectas


Amalia (4 meses) y mamá
Al leer esta nota me entusiasmé por replicarla... hoy más que nada aprendo de los demás y me identifico con parte de estas letras.

Cuando me enteré de que estaba embarazada pensé que tenía que ser una madre perfecta, devoré todos los libros de crianza habidos y por haber, blogs, noticias en internet, recorrí tiendas...

Sólo cuando tuve a mi hija conmigo descubrí que las madres perfectas no existen más que en su imperfección.

También descubrí que sí existe el cansancio, la tristeza, la frustración, el hastío e incluso la desesperación.

Y así fue como me convertí en una madre imperfecta.

Esa madre que a veces está triste y llora, mamá cercana, de carne y hueso.

Una madre que te deja saltar en el sofá y a veces hasta se arranca a saltar contigo.

Una madre que cada noche sin excepción te llena de besos, de cosquillas y de mordisquitos en la barbilla.

Madre que tropieza constantemente con bloques de construcción, aparecen por todas partes, hasta en los lugares más insospechados.

Madre que anda a gatas por toda la casa, contigo sentada sobre su espalda mientras gritas Iiiiiiii Iiiiiiiii!!! Hasta que sus rodillas empiezan a pedir clemencia.

Imagen de Google
Madre que a veces se enfada sin razón, sólo porque está cansada y te riñe y a los 5 minutos te pide perdón y tú con tu inmenso poder sanador la abrazas y la llenas de besos.

Madre imperfecta, sin depilar ni maquillar, en vaqueros y cola de caballo, cómo íbamos a correr con vestido y tacones??

Madre que no sabe preparar un biberón, ni una papilla, pero sí "huevos fritos con patatas" de yogur, manzana y melocotón.

Madre que te pone música punk, y flamenco y rap y música clásica y baila contigo por toda la casa.

Madre que prefiere tener la casa un poco más sucia y jugar más contigo.

Madre que a veces sucumbe al embrujo de la caja tonta y te sienta delante sólo para poder descansar 15 minutos.

Madre que sale a trabajar cada mañana y aunque pasen los meses no desaparece su angustia por separación.

Madre que dibuja peces, vacas, casas y gatos que sólo desciframos tú y yo.

Madre traductor simultáneo, la única capaz de entender cuando "tata" significa patata o caca o realmente tata.

Madre: la palabra más perfecta y más imperfecta de nuestro diccionario.



 Réplica: Cómo narrar una historia y no morir en el intento

A los que no se rinden, a los que escriben.


 



Ser mamá


 Un vínculo para toda la vida
En principio pensé que el cordón umblical sería el único vínculo que mi bebé tendría conmigo. Pero al nacer, hubo un contacto marivolloso e inexplicable: la lactancia.

Los primeros días dolía un montón, pero mi cuerpo lo superó. Ese vínculo que nació después de ello, ya superado el dolor, es hasta hoy el mejor que pude tener en mi corta estadía en este mundo. 

Imagen de Google
La lactancia es el momento especial entre ella y yo. Donde volvemos a ser una. Donde nos miramos y nuestras manitas se ponen en contacto. La lactancia es el espacio donde ella está relajada, en paz y su mirada irradia vida. 

Muchas me preguntan que ¿hasta cuándo lactará? Pues no tengo una fecha límite en el calendario, tampoco estoy a la espera de un cumpleaños. La lactancia es un proceso de la naturaleza y por ende será en el tiempo de esta.

Tanta anisedad sentí cuando mis pechos se llenaron de leche. Y cimbraban en horas determinadas anunciando que ella se despertaba. Tan grande es la naturaleza humana, tan inexplicable, tan ella.

Ese vínculo establecido entre ella y yo no nos los arrebata nadie. Y ya no hay miedo ni vergüenza a la sociedad, que al ver tus pechos decubiertos polemizan la situación; sentir que ella irradia vida es suficiente para contactarla con ellos. 


 

 LLegó el primer año

 

Hace un año y nueve meses atrás, se gestó, formó y nació quien cambió mi rutina y prioridades, ella cambió mi vida entera. 

Al principio, previo al embarazo, te dicen tanto y casi "todo" lo que conocen acerca de la maternidad. Que no dormirás más, que ya nada será igual, que descuidarás a los tuyos, entre otras cosas.

Luego solo sucede y cambian un poquitín los comentarios, exponiéndote frases de aliento tales como: será una gran bendición, te hará feliz, la pasarás bien, complementará tu vida y aprenderás a amar de verdad. 

Hoy solo han pasado 21 meses y puedo afirmar que parte de las teorías expuestas fueron ciertas. Que no duermo bien, que las cervezas y farras quedaron atrás, que las malas noches viendo una peli solo desaparecieron... Que ya ni recuerdo cómo son las salas de cine; sin embargo, cada sonrisa suya, cada balbuseo, acto, mirada y demás, cambian en un instante mis emociones y no hay película, fieston, mala noche, viaje y aventura que se le iguale. 

Que a pesar de que ya nada es igual que ayer (porque es mejor) puedo sonreír porque está a mi lado, me abraza y se alegra con mi presencia. 

Es difícil definir los sentimientos que alberga una madre por sus hijos/as, puesto a que estos no se describen con palabras, solo se viven intensamente... todos los días. 

Veo a mi madre y reafirmo mi hipótesis. 

Una madre no solo cuenta los días, meses y los años. También agenda eventos, circunstancias, anécdotas, historias, cuentos y demás.

Baila, canta, inventa canciones y narraciones. Es ella, es un pollito, es una vaca... se disfraza de cualquier personaje del momento, de la época. 

Hoy es un año, el primero. Y ya despierta en nosotros curiosidad por todo lo que vendrá.  

Un año de conocerla. Y es que al principio fue un encuentro lleno de sentimientos. Primeros meses de tensión, del no saber... Luego ella y yo nos adaptamos, nos reconocimos. Y hasta ahora todo va bien, ella y yo somos una, ¡aún! Sin embargo ella crecerá, caminará, hablará y tomará sus propias decisiones: ley de la vida. 

Pues hoy celebraré un año de nuestro encuentro, de aquel día en que vi sus ojos y toqué su piel. Cuando por fin junté sus manitas con las mías y sentí aquellos pies que pateaban intensamente dentro de mí. Escuché muy cerca, por fin, el latido de su corazón y su respiración. Ella es perfecta. Es mi razón y mi inspiración. 

Así que soy madre, hoy celebro un año de poner en marcha ese magnífico y puro privilegio, que no pide nada a cambio... que solo ES. 

Un 20 de noviembre a las 20:20 conocí a mi hija y amé la simpleza y grandeza de la vida. Un 20/11 conocí el verdadero amor. 



11 mar 2015

Sobre la autora

María Cristina Ulloa B.



¡Hey! Soy yo
Mujer, comunicadora, profesora y parte del equipo de Investigación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE SD)


Ser una persona optimista en medio del caos es un tanto difícil. He conseguido superar mis metas, en un corto plazo. Camino bajo la certeza de que trabajar para lograr tus sueños es una buena parte de la esencia de la vida y aunque en algunas ocasiones he dudado, sigo de pie.

Competir en el mundo por ser el mejor, no es mi objetivo. Quiero hacer lo mejor. Haciendo lo mejor lograré hacer felices a los que me rodean y aunque no soy ambiciosa, pues no pretendo conquistar el mundo, me conformo con hacer lo correcto (y hacerlo bien).

Me apasiona la comunicación virtual, la tecnología, la redacción, la lectura (aunque no le dedique el tiempo necesario); no dudo en compartir lo que sé, puesto a que me enriquece porque de esta forma aprendo de los demás.

La historia de este blog, que ya lleva varios años (no recuerdo cuántos), empezó bajo el lema "no mirar las agujas del reloj". Muchas veces nuestra vida cae en una rutina, tan de malas, que solo nos limitamos a mirar el reloj y no aprovechamos cada segundo, minuto y hora que tenemos aquí.

Mi esperanza es superarme, pero no para mirar a los demás desde la montaña, sino para extender mi brazo y que puedan escalarla.

Ser yo y vivir bajo el principio filosófico de la alteridad. Nada más.

Por mi supremo bien y el de la vida en todas partes.